El Gremio

Vigila tu sombra, nunca sabes quien puede volver a buscarte. - Zero.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Ilustraciones de Zero, Alfa y Amara

Hace bastante tiempo pedí a Juan (http://juanpimpampum.blogspot.com/) unas ilustraciones de algunos personajes y a finales de Junio me las envió. No las he colgado antes porque como estaba la historia parada me parecía mal subirlas sin más pero con la subida del capitulo 20 me ha parecido un buen momento.

Aquí tenéis:

ZERO

ALFA

AMARA

Me gustaría que opinarais sobre las ilustraciones y dijerais si los imaginabais así o de otra forma.

Agur! Leer más...

Cap 20 - Canela

Después de muchísimo esperar aquí tenéis el capitulo 20 con una clara mejoría en la forma de redactar, al menos a mi parecer. Disfrutad ;)

Era una noche lluviosa, de las más lluviosas de aquella húmeda época del año donde llovía todos los días pero no con tanta intensidad. Zero y Anima estaban escondidos bajo uno de los carros parados frente a una de las tabernas más concurridas de la ciudad. Estaban empapados y muertos de frío. Unos niños de su edad, no más de siete años, desnutridos y sin ropa de abrigo no durarían mucho más en esas condiciones insalubres. Pero nadie iba a hacer nada por ellos, los niños huérfanos morían por decenas en las calles de Uvra durante las épocas de lluvia todos los años. Siempre los encontraban en los mismos lugares, pequeños almacenes abandonados, abrazados entre si en busca de calor sin demasiado éxito. Al terminar la época de lluvias los sacaban a todos y dejaban los cuerpos en el bosque para que las alimañas se comieran los restos ya que nadie estaba dispuesto a pagar la incineración de un cuerpo que no era de su familia. No era precisamente barato y tampoco querían hacerlo por ellos mismos. Zero abrazaba a Anima, intentando protegerla de frío con su propio calor solo que su cuerpo estaba igual de helado que el de ella y de nada servía abrazarla. Podían notar como la vida se escapaba entre sus dedos fríos e insensibles.

La gente salía de la taberna y marchaba a sus casas. Algunos veían a los niños bajo el carro pero o fingían no verlos o aunque les miraban fijamente desviaban la mirada mientras murmuraban “no son mir problema”. Los últimos en salir fueron tres hombres de hombres ataviados con ropa oscura. Capas que cubrían totalmente sus cuerpos y sus ropas, botas altas de cuero negro como el ojo de un cuervo, y por el sonido metálico que Anima llegó a oír, fuertemente armados aunque oculto bajo los pliegues de su ropa. Pero lo más llamativo de todo era el símbolo que ondeaba en sus capas, una media luna de color plateado dentro de un circulo adornado con sencillos tribales, el símbolo de la orden Ojos a Media Noche. Todo el mundo conocía esa orden llena de hábiles y valientes picaros. Era el gremio más poderoso de ese lado del mundo, todos les temían y admiraban a su vez. Dos eran jóvenes, no aparentaban más de veinte años, pero el tercero era más adulto. El primero, el más joven, era un muchacho con la mirada aun brillante, llena de sueños y esperanzas, deseoso de vivir aventuras y seguramente inquieto. Llevaba el cabello cortado muy corto, de color rojizo, piel pálida y el rostro plagado de pecas, y eso junto a su dulce mirada y ojos azul claro cual cielo de verano le daban un aspecto muy infantil y afable. El segundo era totalmente opuesto al pelirrojo y mucho más alto que él y que el adulto. Su piel era oscura, cabello largo hasta la mitad de la cintura, negro como el ébano, haciendo juego con sus ojos también oscuros. Su aspecto era tosco y parecía bastante fuerte, además de serio ya que con aquellos oscuros ojos parecía que podía atravesarte. Y por ultimo, el más adulto. Era un hombre de mediana estatura, quedando entre el pelirrojo y el moreno. Las arrugas de su rostro mostraban su edad y su experiencia en la vida. Uno de sus ojos era de color canela mientras el otro era gris, cruzado por una cicatriz, haciendo evidente su ceguera. El canoso cabello le llegaba hasta los hombros pero lo llevaba sujeto por un hilo de cuero marrón para que no le molestara.

Se quedaron bajo el porche de la taberna hablando animosamente, era obvio que iban algo bebidos y su guardia era baja en ese momento. Anima se separó de Zero y salió del carro por la parte contraria a la que se encontraban los hombres. Cubrió toda su piel, cabello y ropa con el oscuro barro del suelo para camuflarse en él. Zero la miró sin decir nada aunque algo extrañado por su comportamiento. El barro estaba muy frío y los dientes de niña no tardaron en castañear, descubriendo su posición. Agarró un sucio palo que había atrapado bajo la rueda del carro y se lo puso entre los dientes, evitando que así hicieran ruido. Fue arrastrándose por el suelo, lentamente y sin hacer ruido alguno, hasta quedar al lado del porche donde aquellos hombres se encontraban. Se acercó hasta las escaleras sin ser detectada por los hombres que seguían hablando de forma animada sobre cosas triviales. Se colocó hasta quedar tras el hombre más adulto. Zero intentaba no mirar para no levantar sospechas, eran obvias las intenciones de Anima para él ahora que estaba tan cerca de esos tipos.

Anima se puso de rodillas a espaldas del hombre y deslizó la mano bajó la capa del hombre en busca de su bolsa de monedas o de algo de valor que poder robarle. La torrencial lluvia seguía cayendo y hacía que el barro se deslizara por la piel de la niña, limpiando prácticamente la totalidad de su rostro y largo cabello. Rozó con la punta de los dedos la bolsa de piel repleta de monedas y sonrió al sentirlo pero antes de poder coger la bolsa la mano del hombre agarró su muñeca, tirando de ella y dejándola tendida en el aire. Ella pesaba poco por la mala nutrición, más bien inexistente, y el hombre además era mucho más fuerte de lo que parecía a simple vista. Anima intentaba liberarse de ese fuerte agarre cuando el hombre la miró a los ojos de tal forma que hizo que a la niña se le helara la poca sangre caliente que le quedaba en el cuerpo.

- ¿Que crees que estas haciendo, jovencito? - Preguntó el hombre con voz calmada.

- ¡Un ladronzuelo! ¡Dale una lección! ¡Corta su mano! - Gritó el moreno con entusiasmo y molesta a la vez.

- Pero es muy pequeño... Si le cortamos una mano morirá en cuestión de horas – Replicó el pelirrojo algo más compasivo.

- Morirá de todas formas, ¿No ves su estado? Esta en los huesos... - Le respondió el adulto con desdén.

Zero observaba la escena impotente, no podía hacer nada por ella para ayudarla y aunque pudiera ella y él llegaron al acuerdo de que si uno era capturado el otro le abandonaría para poder sobrevivir. Y Anima lo sabía por lo que no miró hacía el carro en ningún momento, mantuvo la mirada clavada en el hombre que la mantenía presa. De forma desafiante clavaba sus orbes color oliva en la profunda canela del ojo sano de su captor. El hombre tampoco desviaba la mirada de la niña en busca de un atisbo de debilidad que parecía no tener. Era una chica fuerte y parecía no temer la muerte. Aunque claro, bajo su punto de vista la muerte era inevitable, así que ¿porque temer algo que llegara quieras o no?

- No pareces asustado, chiquillo. - Dijo sin apartar su mirada de la niña. La mirada de la niña le fascinaba de alguna manera, tanta determinación y seguridad a pesar de la situación era digno de admirar. Ese espíritu combativo era algo poco común, habían hombres adultos que no lo poseían y verlo en una niña de su edad era asombroso.

Anima no respondió, mantuvo su mirada fija en el hombre que le hablaba. Nunca era dada a hablar y menos ahora que temía confesar que no estaba sola.

- Tienes mucho valor para ser tan enclenque – Sonrió y dejó que posara los pies en el suelo con cuidado antes de soltarla.

Cuando pudo posar sus pies desnudos en el suelo y fue liberada por su captor acarició una de sus muñecas con la otra mano. Su ropa estaba destrozada, si a una camisa vieja y ajada atada con una cuerda a modo de vestido se podía llamar ropa, y sucia. Su largo, sucio y enmarañado cabello que cubría casi todo su rostro hacía difícil ver si era un chico o una chica. Miró al hombre que le había liberado, aun de forma seria pero en sus ojos podía verse el desconcierto por haber sido sido liberada sin más.

- ¡Se va a escapar! - Gritó el moreno, visiblemente nervioso.

- No voy a conducir a la muerte a un diamante en bruto como este – Sentenció el mayor – Puede convertirse en un valioso miembro de nuestra orden.

Ambos jóvenes, e incluso Anima, le miraron sorprendidos por su afirmación. En Uvra solo podía entrarse en los gremios y ordenes después de pasar una dura prueba y bajo recomendación de un miembro antiguo. No era como reunirte con unos amigos. La niña aun no se lo creía, ¿Le estaba recomendando para entrar en su orden? Si entraba significaba un sueldo, un techo y comida caliente a diario. Y también lo significaba para Zero puesto que no pensaba abandonarlo bajo ningún motivo, jamás. Él había salvado su vida y ella le había jurado fidelidad, aunque fue con cinco tiernos años era el juramento más valioso que tenía. El moreno parecía que estaba apunto de explotarle una arteria mientras contenía las ganas de chillar.

- ¡Intenta robarte y la promocionas para entrar? ¡¿Estas loco, Harold?! - Gritó sin poder contenerse más.

El hombre adulto, llamado Harold, miró seriamente al moreno. A pesar de su aspecto calmado seguía siendo un superior y no podía tolerar una falta de respeto de ese calibre. Miró al pelirrojo y este asintió antes de sacar una pequeña daga oculta en su capa y clavarla en el corazón del hombre tosco y moreno. Anima contuvo su sorpresa y miró con indiferencia la escena antes de volver a mirar a Harold.

- ¿Y cual es tu nombre, chico?

- Anima, y no soy un chico – Dijo en un tono suave pero serio.

Harold se sorprendió un poco al descubrir que el muchacho en realidad era una chiquilla pero no le importó. Su espíritu combativo era lo que había llamado su atención, no su sexo. Asintió y tendió la mano a la niña para marcharse con ella al edificio de la orden, tenían mucho que preparar. La pequeña echó un rápido vistazo al carro pero Zero ya no estaba allí, seguramente había escuchado la conversación y ya sabía a donde tenía que dirigirse. Miró de nuevo al hombre y sostuvo su mano. La cubrió con su capa y se marcharon bajo la lluvia mientras el joven pelirrojo despojaba al recién fallecido de cualquier cosa que pudiera relacionarlo con la orden. Ojos a Media Noche jamás tenía bajas, al menos no visibles ante el mundo. Una vez terminada su tarea se marchó y antes de poder doblar la esquina un montón de niños se lanzaron sobre el cadáver para robarle las pocas pertenencias que le quedaban.

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martes, 3 de mayo de 2011

Cap 19 - Desvelado

Despues de mucho sin actualizar, incluso habiendo pensado en cancelar la novela vuelvo con un capitulo nuevo y con la posibilidad de seguir hasta el final de nuevo. Este capitulo se lo dedico a Lolita, que es la persona que me ha animado a seguir gracias a lo fan que es de El Gremio. Espero que te guste preciosa mia :3

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Pasaron dos semanas las cuales Romeo no salio de su habitación para nada. Cild le subía la comida, no le gustaba esa situación pero comprendía como se sentía y no quería presionarlo más de lo necesario. Pero no todos estaban dispuestos a ser tan comprensivos. Noa y Alfa comenzaban a sospechar que algo no andaba bien, y Zero por su parte comenzaba a impacientarse, había esperado todo ese tiempo por que Cild se lo pidió y Anima la apoyo pero ya se había cansado.


- Deberíamos ir a verle... - Dijo Noa mientras se apoyaba en una de las columnas del porche de la casa.

- Cild a dicho que esta bien – Sentenció Jin.

- Pero no es normal que este tanto tiempo encerrado... Ya estuvo dos años... no es sano...

- Déjalo Noa – Comenzó Alfa poniéndose en pie – Vamos a verle y ya esta.

- Pero Cild dijo... - Intento razonar Jin.

- Pero nada, Romeo es amigo nuestro y no vamos a esperar más.

Y dicho esto Alfa entro en la casa, seguido por Noa. Jin se limito a suspirar pesadamente mientras los miraba.


Por su parte Romeo estaba hablando con Cild en su habitación.

- ¿Lo has entendido?

- … Creo que si..

- ¿Seguro?

- Que si

- Vale, inténtalo.

Romeo se puso en pie, extendió ambas manos y comenzó a susurrar una serie de palabras indefinibles. Una leve luz comenzó a surgir de sus dedos. Sin perder la concentración alzo una de sus manos he intentó hacer un circulo con el dedo índice extendido rápidamente pero la luz se extinguió antes de poder hacer la mitad.

- ¡Mal! - Grito Cild – Así nunca podrás hacer aparecer a Eisen a tu lado si no estáis juntos.

“Eso ya lo sé” Pensó Romeo mientras intentaba concentrarse de nuevo. Eisen les miraba desde la cama, para no aburrirse estaba intentando hacerse una trenza a si misma, sin mucho éxito. Cuando Romeo estaba apunto de conseguir completar el circulo unos golpes en la puerta lo desconcentraron.

- ¿Romeo? ¿Estas ahí?

- … S-si... - Dijo Romeo sin pensar.

- ¿Que dices? - Le dijo Cild sin salir de su asombro.

Antes de que Romeo o Eisen pudieran reaccionar Alfa abrió la puerta de par en par. Tras de él entró Noa y ambos se quedaron en la puerta mirando a Eisen.

- … ¿... Qui-quien es?... - Dijo Noa en un tono casi inaudible. Al mirar a Romeo pudo ver su ojo -¿Que te ha pasado?

Romeo se quedo petrificado. No sabia que decir ni que hacer. Alfa estaba visiblemente incomodo después de entender lo que pasaba, pero Noa aun no salia de su asombro.

- Ella...- Intento decir Romeo - … se llama Eisen... y es...

- Un demonio – Dijo Alfa muy serio.

Romeo se limito a asentir.

- Tuyo, claro. - Continuó.

Volvió a asentir.

Alfa se paso ambas manos por la cara hasta llegar a la nuca, arrastrando su cabello a su paso mientras cogía aire.

- Puedo... explicarlo...

- No tienes que explicar nada, Zero doy por hecho que lo sabe... Podrías habérnoslo contado, seguro que has estado así de raro por esto todo este tiempo.

Noa al comprender la situación se quedo muda y no volvió a decir nada. Alfa cogió a Noa del brazo y se marcharon sin pronunciar palabra.

Cild miro a Romeo y dijo:

- Algún día se tenían que enterar...

- Alfa tiene razón... Debería habérselo dicho yo... y no que se enteraran así...

Eisen se acerco hasta él y le abrazo por la espalda.

- No estés triste amito.


Mientras Zero observaba la situación desde su habitación. Anoto las reacciones en su ordenador y después se acomodo en su sillón mientras tomaba su bebida.

- Son bastante predecibles... ¿No crees, Anima?

Solo asintió a su espalda, pero Zero sabia perfectamente que había hecho eso. A través de una de las pantallas apagadas veía el reflejo de ella. Aun le costaba creer que aquella chica de aspecto tan joven e indefenso hubiera llegado tan lejos hace unos años hasta alcanzar la fama que tenia en la actualidad.
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lunes, 14 de febrero de 2011

Cap 18 - Parche

El sol entraba por la ventana entreabierta bañando con su luz toda la estancia. Después de unas cuantas vueltas en la cama Romeo se levantó lentamente. Pasó ambas manos por su cara y miro la cama, Eisen seguía dormida, parecía un angelito con ese pelo color plata tan largo y esponjoso. Caminó hasta el espejo y lo que vio en el espejo le asustó tanto que no pudo contener un grito que despertó de sopetón a Eisen.

- ¿Que pasa amito? - Preguntó mientras iba hasta él.


- ¡¿Que es esto?! - Le preguntó Romeo mientras le señalaba su ojo izquierdo, el cual ahora era como el de Eisen.

- ¿El que?

- ¡Mi ojo!

- Ah, eso es normal amito, es una muestra de que tienes un contrato conmigo – Dijo tan alegre y campante como siempre. - Cild también lo tiene.

- … Cierto.

Romeo no recordaba eso, comenzó a dar vueltas por la habitación nervioso, ni siquiera reparó en que el grito que había hecho podría haber despertado a alguien. Continuo dando vueltas hasta que Eisen le interrumpió.

- Viene alguien

Romeo rápidamente la cogió y la metió en el armario.

- Ahora tienes que estar en total silencio, ¿de acuerdo?

Eisen volvió a taparse la boca y asintió.

- Buena chica – Y cerro el armario.

Fue hacia la puerta y gracias a que pasó primero por el espejo recordó el ojo demoniaco que nadie debía verle. Nervioso fue por la habitación buscando algo con lo que taparse, después de remover todos sus cajones cogió una toalla y se cubrió la cara. Cada vez se oían los pasos sobre la madera del pasillo mas cercanos hasta que Noa abrió la puerta.

- ¡Buenos días Rom-...!... - Quedo perpleja al verle con la cara tapada - ¿Se puede saber que haces?

- Esto... Me estaba secando la cara.

- Ah, vale. Bueno, el desayuno esta en la mesa, ¡Baja cuando puedas! - Y dicho esto se fue, cerrando la puerta tras de si.

Romeo suspiro y se tumbo en la cama, esto iba a ser más difícil de lo que pensaba. Después de pensarlo durante un rato se levanto y con la toalla aun tapándole media cara salio de su habitación y se metió en la de Cild sin ni siquiera llamar a la puerta antes.

- Necesito tu ayuda... - dijo al cerrar la puerta – yo...

Había entrado tan rápido en la habitación que no se había dado cuenta de Cild estaba desnuda. Se quedo de piedra mientras Cild con la cara desencajada se acercaba a él con la clara intención de pegar a Romeo. Él al alejarse instintivamente la toalla se cayó de su cara, dejando al descubierto su ojo demoniaco. Cild paro en seco, se volvió a hacia su cama y se puso una bata para taparse.

- Si que te ha salido rápido el ojo... A mi me tardo una semana, será porque Eisen es un demonio más acostumbrado a tratar con humanos que Henar...

- Lo siento... yo no pretendía...

Cild se sentó en su cama y suspiro.

- No importa, estabas asustado, lo entiendo. Ayer no te conté nada del ojo porque esperaba que tardara más... ¿Y Eisen?

- … Escondida en mi armario.

- … Abusas mucho de ella... Vaya amo le ha tocado.

- ¡¿que quieres que le diga si no?! ¿ve a desayunar con tita Noa, que te espera abajo?

- Podrías empezar por confesar que ahora eres un brujo y te ahorrarías todas estas tonterías.

Romeo enmudeció ante aquella verdad, todo seria más fácil si lo contaba pero se arriesgaba a que Zero le expulsara del gremio, en estos dos años Zero solo le había hecho llamar para cosas relacionadas con LasterKha... Además le daba reparo decirlo después de defender a capa y espada que ser brujo era inmoral...

- Se enteraran tarde o temprano... No puedes tener a Eisen en el armario para siempre, además que querías ser brujo para poder afrontar las misiones, ¿de que te sirve ser brujo si no vas a usar el poder que se te ha ofrecido?

- Tienes razón... pero, no te ofendas, me doy asco a mi mismo con este ojo... Odio mirarlo, es la muestra de que he fallado como mago y me he rendido...

Cild le miro fijamente mientras hablaba, cuando Romeo termino de lamentarse Cild suspiro pesadamente y se puso en pie. Camino hasta su mesa y de un cajón saco un parche de cuero negro. Fue hasta él con el parche en la mano y se lo tendió.

- Usalo, yo lo usaba al principio cuando no admitía mi condición. Te ayudara. Pero debes decirle a Zero lo que pasa.

Romeo miro a Cild intentando sonreír sin éxito, cogió el parche y, muy decidido, contesto:

- Esta bien... Por cierto, ayer Eisen de repente se sintió mal pero se le paso enseguida, ¿porque puede ser?

- ¿Se sintió mal? No lo se, ¿le diste algo de comer?

- No.

- Pues no se... Explicame bien la situación.

- Veamos... Me metí en la cama y note como ella también lo hacia, entonces invoque unas llamas para dar luz a la estancia y entonces-

- ¿Invocaste unas llamas?

- Si claro, te recuerdo que se hacer magia... ¿A que viene esa pregunta?

- ¿Pero tu eres tonto? ¡Podrías haberla matado!

- ¿Como? - Romeo se sobresaltó.

- Eisen en este plano material solo puede vivir si bebe de tu energía mágica, si la desvías para usarla tu es como si la asfixiaras.

- ¿Y cuando pensabas decírmelo?

- No creí que hubiera necesidad, es bastante obvio que algo tendrás que darle tu para que pueda estar en este plano, si no lo necesitara estaríamos rodeados de demonios, idiota.

- … Tienes razón... He sido un estúpido...

- Anda vete a vestir y deja que yo también lo haga...

Romeo aun no se había dado cuenta de que seguía en pijama. Volvió a su habitación, se vistió y saco a Eisen del armario. Se coloco frente al espejo y se puso el parche.

- ¿Porque te pones un parche? ¿Te duele el ojo? - Preguntó Eisen.

- … Un poco. Bueno vamos a ver a Zero.

- ¿Quien es Zero?

- Por decirlo de alguna forma es mi jefe – Contestó con una sonrisa forzada.

Cuando se aseguro que todo el mundo estaba abajo comiendo salio de su habitación con Eisen en brazos y subió al tercer piso. Cuando estuvo apunto de llamar a la puerta Anima le abrió.

- Ya era hora de que pasaras por aquí.

Romeo no estaba seguro si debía sorprenderse o no, al fin y al cabo Zero tenia cámaras por todas partes y seguramente en su cuarto también. Cuando entro en la habitación Anima cerro la puerta.

- Has tardado mucho en decidirte Romeo, menos mal que Cild te ha convencido. - Dijo Zero mientras miraba imágenes en las muchas pantallas que tenia.

Romeo se quedo atónito, si sabia eso es porque también habían cámaras en las habitaciones. Era verdad que el líder de Otherland no se fiaba ni de su sombra.

- Bueno – Comenzó Zero mientras se levantaba y andaba hacia ellos - ¿No nos vas a presentar?

- … Si, claro... Eisen este es Zero... Zero ella es Eisen... es un demonio menor...
Eisen no podía dejar de mirar a Zero con una mezcla de curiosidad y miedo, podía notar sus ansias de poder y eso la estremecía. Anima como siempre no dijo nada, se quedo apoyada en la pared de siempre contemplando la escena.
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martes, 8 de febrero de 2011

Cap 17 - Niñera

Cild estaba sentada en una roca observando a Romeo y Eisen. Ya era muy entrada la noche y comenzaba a hacer bastante frio pero Romeo no parecía darse cuenta de ello, estaba demasiado concentrado en su nueva “amiga”. Pasada la emoción inicial Eisen y Romeo se habían sentado en el suelo, uno frente al otro observándose con detenimiento.

- Entonces... - Comenzó a decir Romeo sin poder dejar de mirar los hipnóticos ojos color plata de Eisen - … eres un demonio, ¿no?

- Pero que preguntas más tontas hace... - Pensó Cild.

- ¡Si! ¡Soy un demonio menor! ¡Y tengo …. uh... - miró sus deditos y comenzó a contar en voz alta - …. esto.... mil treinta y dos añitos!

- ¡¿Añitos?! - Dijo Romeo francamente sorprendido. - Y... ¿que sabes hacer?

- ¿Eh?

- No le preguntes eso. Sea lo que sea que sabe hacer no sabrá decírtelo, pues en su mundo es normal. Es como si yo te preguntara que sabes hacer.

- Te diría que magia...

- Pero por que hacer magia no es algo común, ¿si no supieras hacer magia que me dirías que sabes hacer?

- … Vale, lo entiendo.

Eisen se quedo mirando a ambos con gesto de no entender nada.

- Bueno, volvamos a casa – Dijo Cild mientras se levantaba y retiraba el polvo de su capa.

- Vale – Contesto Romeo.

Romeo se levanto y él y Cild comenzaron a caminar hacia Otherland. Llevaban unos pocos pasos cuando se dieron cuenta de que Eisen les seguía. Romeo paro y se giro hacia ella.

- ¿Que haces aquí?

- ¡Yo voy con amito!

- Eh... Cild, ¿por que no se va?

- A lo mejor por que no se lo has pedido.

- ¿Y como se lo pido? ¿Vete por favor?

- Por ejemplo.

- Eisen, Vete por favor.

Eisen le miro fijamente y respondió:

- No.

- ¿Como que no? - Romeo estaba muy confuso. Henar nunca se había negado a marcharse.

- Yo voy con amito a casa, no vuelvo al infierno sola, no, no y no – Contestó Eisen con rotundidad.

Romeo miró a Cild desconcertado.

- A mi no me mires... ¿A que no lo pensaste cuando hiciste el pacto?

- …. ¿había que hacerlo?

- … Si... idiota.

- Aja... - Dijo Romeo mientras miraba a Eisen.

- ¡Amitooo! - Grito Eisen mientras subía a la espalda de Romeo – Vamos a casa.

- ¿Y ahora que hago? - Preguntó a Cild.

- A mi no me mires, tu te lo has buscado. - Y continuo andando.

Romeo suspiro, agarro fuerte a Eisen y siguió a Cild.


Antes de que Cild y Romeo volvieran a Otherland, Noa y Alfa llegaron visiblemente cansados, pasaron entre los que se habían dormido por el suelo del salón hasta las escaleras. Fueron hasta sus habitaciones cuando Noa se paro frente la de Romeo.

- ¿Que haces Noa? - Le pregunto Alfa después de bostezar.

- Quiero darle el regalo a Romeo.

- Esperate a mañana...

- Pero...

- Mañana Noa.

- Vaaaleee... - Dijo Noa un poco molesta.

Ambos se fueron a dormir sin percatarse que aun que Noa hubiera llamado a la puerta no habría hallado respuesta. El silencio volvió a envolver la casa de Otherland, la fría brisa de la noche entraba por las rendijas de la puerta y entreabría las ventanas que de vez en cuando daban pequeños golpes sordos al volver a cerrarse con fuerza. Así siguió la noche hasta que el crujir de la puerta principal rompió ese plácido silencio. Romeo, Cild y Eisen entraron en la casa sin hacer ruido. Subieron al segundo piso y Cild volvió a su cuarto.

- Buenas noches – dijo antes de cerrar la puerta.

Romeo, que sostenía a Eisen en brazos mientras le tapaban la boca, se quedo mirando la puerta en silencio unos instantes. Eisen miro a Romeo y balbuceo algo indescifrable. Romeo volvió en si y entro en la habitación.

- No hagas ruido, ¿vale?

Eisen se tapo la boca con las manos y asintió. Romeo se limito a sonreír y acariciarle la cabeza con cuidado.

- Vamos a dormir. ¿Tu duermes?

- No lo necesito pero puedo hacerlo si quieres.

Romeo se quito la capa, la camisa y los zapatos, y se metió en la cama.

- Entonces haz lo que quieras – Apago la luz.

De repente noto como las mantas se movían bruscamente, estaba oscuro y no podía ver nada así que creo fuego con su mano y vio Eisen acurrucarse a su lado.

- ¿No decías que no dormías?

- … No me encuentro bien... amito... - Eisen estaba muy pálida.

De repente Romeo noto como el fuego de su mano le quemaba, no podía controlarlo y rápidamente tiro agua de un vaso que tenia en su mano. Era extraño, nunca le había pasado algo así, debía ser el cansancio o eso pensó. Entonces recordó que Eisen se encontraba mal.

- ¡¿Eisen?!

- ¿Si amito?

- … ¿estas bien?

- Si, ya si.

- … Que raro... ¿seguro que estas bien?

- Si, perfecta.

- ¿Que te pasaba?

- No se... de repente e he sentido muy cansada y me dolía la tripa.

- Mañana le preguntaré a Cild.

Dicho esto Romeo inconscientemente abrazo a Eisen y se durmió. Eisen se acurruco entre los brazos de su amo y también se quedo dormida.
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lunes, 31 de enero de 2011

Cap 16 - Ritual

Cuando Romeo volvió a su habitación sin hacer ruido otra persona salio de su cuarto, en dirección al tercer piso. Una vez delante de la puerta Anima suspiro pesadamente y entro. Aun tenia la mano en el pomo de la puerta cuando vio que Zero estaba de pie, frente al mapa, pensativo.

- ¿Y bien? - Dijo Anima.

- Cierra la puerta por favor – Contesto Zero.

Cerró la puerta a regañadientes mientras Zero volvía a su silla. En el suelo aun habían trozos de cascara de huevo lila. Anima se los quedo mirando un segundo y después se sentó en una silla mientras recogía uno de los pedazos del suelo.

- No puedo creer que te hayas atrevido a clonarla...

- No es ella realmente... No habrá problemas. Además he limitado sus recuerdos a antes de todo aquello.

- ¿Y si llega a la misma conclusión que la verdadera Amara? ¡Por el amor del creador! ¡Mato a casi sesenta miembros del gremio aquella vez! Tus pociones de memoria no van a ocultar tus errores toda la vida Zero.

Zero se mostró molesto e incomodo ante aquella acusación. Realmente lo que paso hace seis años fue una tragedia. La autentica Amara era la compañera de Jin por aquel entonces. Una noche lluviosa de verano, después de una misión, Amara subió al tercer piso y encontró el mapa, junto a toda la información reunida por Zero de todos los miembros relacionados con la Biblioteca de Noss. Sintiéndose traicionada bajo al comedor con la intención de matar a Zero y Anima, pero al ser muda no pudo explicar el porque de su ataque y todos los miembros del gremio, ante aquella confusa situación, se le echaron encima para defender al líder del gremio. Anima consiguió matarla pero murieron cincuenta y siete miembros, que intentaron defender a Zero, antes de lograrlo. Solo gracias a sus cámaras de seguridad Zero pudo saber por que Amara les ataco con tanta violencia, dato que nadie más, aparte de Anima, conoce. Esa noche se subieron todos los cuerpos a un barco y cuando estaba suficientemente lejos Jin disparo una flecha en llamas que hizo prender el barco con los cadáveres dentro. A la mañana siguiente Zero les suministro en el desayuno a todos los miembros una poción de perdida de memoria. A día de hoy nadie recuerda aquella noche, ni los miembros que fallecieron, ni a Amara.

- ¡Eso no volverá a pasar! - Grito Zero.

Anima dio un respingo en su silla, Zero no acostumbraba a gritar de aquella manera. Se recostó en la silla,, intento tranquilizarse y volvió a hablar.

- ¿Como lo sabes Zero?

Zero sonrío con superioridad, como siempre que alguien le preguntaba como lograba sus pequeños “milagros”.

- La respuesta esta en eso que tienes en la mano. - Dijo mientras le pasaba un libro con una pagina marcada – Los clones creados a partir de halcón purpura son más estables que los creados a partir de cualquier otro animal.

- ¿Porque? - Dijo Anima mientras miraba la pagina del libro que decía exactamente lo mismo que Zero.

- Por que los halcones purpura tienen un ADN mucho más maleable que cualquier otra especie. Ha sido mucho más sencillo darle la forma que quería que si hubiera cogido ADN humano.

- A veces me das escalofríos... ¿Para eso enviaste a Jin a por el huevo? ¿Para clonar a su antigua compañera?

- No puedo remediarlo, soy un romántico – Dijo con tono burlesco.



El resto del día prosiguió con relativa calma. Algunos tenían el día libre, otros marcharon de misión, Noa y Alfa se marcharon antes de comer, a una pequeña misión a las afueras de la ciudad, y los demás simplemente se quedaron en la sala bebiendo. Durante el día Romeo y Cild no se vieron más pero al caer la noche Romeo salio fuera y la espero, tal como ella le había pedido. Al cabo de media hora Cild apareció.

- Esta todo listo, vámonos.

Romeo estaba algo nervioso pero se limito a asentir y seguirla. Se adentraron en una pequeña zona boscosa, cercana a Otherland. Caminaron hasta llegar a un claro situado prácticamente en medio del bosque.

Estaba todo preparado para el ritual. Cuatro hogueras ardían formando un cuadrado y en medio un circulo dibujado con un palo, y dentro del mismo circulo había un cuchillo adornado con pequeños huesos.

- Ven – Musito Cild mientras entraba dentro del circulo y cogía del suelo el cuchillo.

Romeo la siguió y se coloco frente a ella mientras miraba a su alrededor con nerviosismo.

- Esto te dolera un poco – Dijo Cild justo antes de hacerle una gran herida en el brazo a Romeo.

- ¡¿Pero que haces?!

- ¡Calla y haz que la sangre recorra el circulo! - Le ordenó.

Romeo, un poco temeroso, le hizo caso y remarcó el circulo del suelo con su sangre. Cuando lo termino Cild cubrió su herida con una tela blanca.

- Apretatelo o te desangraras – Comento mientras se hacia un pequeño corte en el dedo corazón y arrojaba la gota de sangre al circulo dibujado por Romeo.

De repente la sangre comenzó a hervir, como si a la sangre de Romeo le quemara la de Cild. El humo que está creaba comenzó a danzar en círculos al rededor de los dos, tomando formas casi humanas.

- Miralo bien, esta cortina de humo permite ver los demonios que nos rodean ahora mismo.

- ¿Pueden atacarnos?

- No, están en otro plano pero pueden vernos al igual que nosotros a ellos ahora. Todos los demonios que ves han sido atraídos por tu sangre, son los demonios que están dispuestos a pactar contigo.

A medida que Cild hablaba más demonios se agrupaban frente a la cortina de humo. Romeo no sentía las piernas, cosa que echo de menos por que quería salir corriendo de allí.

- Ahora debes pensar solo en el trato que quieres obtener con ese demonio, lo máximo que estas dispuesto a ofrecer. Y solo el demonio que este conforme aceptara, pero ten cuidado, únicamente debes pensar en el pacto si piensas en cualquier otra cosa esta sera única al pacto automáticamente y no podrás negarte.

Romeo noto como sudores fríos le recorrían el cuello.

- Esta bien... - Dijo casi en susurros.

- De acuerdo, ahora debes decir bien alto “Ofrezco mi alma al mejor postor” e introducir la mano en la cortina de humo. Mientras tengas la mano dentro de la cortina recuerda solo pensar en el pacto y nada más. Cuando notes que te dan la mano estira con todas tus fuerzas para atraer al demonio a nuestro plano existencial.

- … Va-vale...

- No te preocupes, no es tan difícil como suena.

Romeo asintió y se preparo para alcanzar su meta.

- ¡Ofrezco mi alma al mejor postor! - Y dijo esto introdujo la mano en la cortina de humo.

Cild estuvo en silencio e inmóvil para evitar distraer a Romeo, cualquier distracción podía ser fatal. De repente Romeo comenzó a gritar y a hacer fuerza para volver a traer su mano al mundo mortal. Cild miro atentamente la mano de Romeo que comenzaba a entreverse para poder ver la mano del demonio que había aceptado. La mano que se vislumbraba parecía muy pequeña en comparación a la de Romeo pero Cild no le dio mayor importancia. Un ultimo estirón y Romeo cayo al suelo, debajo de su nuevo “acompañante”. Cild se quedo muda al verlo. Mientras la cortina de humo desapareció lentamente y la sangre del circulo fue totalmente consumida.

- ¿Y bien? - Dijo Romeo, el cual no se atrevía a abrir los ojos. - ¿Es un demonio poderoso? No pesa demasiado...

- Abre los ojos...

Romeo abrió los ojos y vio ante si una niña pequeña. Aun que si apariencia era adorable sus ojos eran como los de Henar, a diferencia que los de la niña eran grises y no amarillos, Romeo también se fijo que tenia cuernos. Su cabello era gris y rebelde.

- … Esto... - Comenzó a Decir Romeo.

- ¡Hola! ¡Me llamo Eisen! ¿Y tu?

- Romeo... espera, ¿hablas mi idioma?

- Claro que si

- Claro que lo habla – Interrumpió Cild – Es un pequeño demonio menor, suelen ser los más llamados y por eso aprenden nuestro idioma de tanto escucharlo.

- ¿Demonio menor? - Dijo Romeo con cierto tono de descontento.

- Es lo suficientemente poderosa para ti, no podrías dominar a una súcubo como Henar.

Eisen miro a Romeo con preocupación.

- ¿Que ocurre? ¿Amito no esta contento con Eisen? ¿Eisen no es suficiente?... - Dijo mientras sollozaba.

- ¿Eh? ¡No! ¡No! Eisen es perfecta para mi – Dijo Romeo para intentar consolarla.

- ¿De verdad...?

- Que si.

- ¡Bieeen! - Grito Eisen mientras se lanzaba al cuello de Romeo.

- Esperaba algo más... terrorífico... - Pensó Romeo.
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lunes, 24 de enero de 2011

Cap 15 - Malva

Los colores del atardecer comenzaron a teñir las montañas cuando Romeo volvió a subir a la habitación de Zero, tal y como se lo había pedido. Cuando llego al tercer piso Anima estaba en la puerta esperando. Romeo se fijo en que tenia unos guantes nuevos parecidos a los suyos, pero no le dio más importancia que eso.

- ¿Que haces aquí fuera?

- Zero no me ha dejado entrar, no se por que... - Contesto ella, visiblemente molesta.

Romeo no dijo nada más, no quería acabar siendo el blanco de su ira. Se acerco a la puerta y golpeo con suavidad cuatro veces.

- ¿Se puede?

“Adelante” se oyó como siempre a través de la puerta de madera. Abrió la puerta y se encontró de bruces con una joven que no había visto antes. Era muy hermosa, y aun que esto en otro momento hubiera sido en lo único que se hubiera fijado no pudo evitar darse cuenta de que esa joven tenia un color de ojos y de cabello muy inusual, por no decir único, eran de color malva. Y eso no era lo único, sus ojos carecían de pupilas, eran totalmente malvas, vacíos, sin alma, su mirada estaba perdida en la inmensidad de su color, preciosos, pero inquietantes. Romeo se quedo perplejo, tanto por su belleza como por su extrañeza. La joven, cansada de que le mirara tan fijamente, movió la mano enérgicamente ante él con el propósito de “despertarlo”. Al final Romeo volvió en si.

- ¡Oh! Perdona... yo... es que... - Comenzó a balbucear.

- No es necesario que te disculpes – Dijo Zero – Es consciente de que su aspecto impresiona.

La chica le dedico a Romeo una fugaz sonrisa, aun que más bien pareció una mueca.

- Se llama Amara – Ella asintió ante eso – Y no esperes que te hable demasiado, puesto que es muda – Volvió a asentir.

- Vaya...- Dijo Romeo sin poder dejar de mirarla.

- Y deja de mirarla así le molesta que...

- ¡¿Que hace ella aquí?! - Grito Anima, la cual empujo a Romeo fuertemente y se planto frente a Amara - ¿No te hice suficiente daño la ultima vez?

- Anima tranquila, esto tiene una explicación – Dijo Zero para intentar calmar a Anima.

Romeo no sabia bien que estaba pasando, así que se quedo a un lado contemplando la situación. Amara parecía bastante incomoda ante la presencia de Anima, pero visto lo que ella le espeto no es para menos.

- ¡¿Que?! - Anima estaba muy alterada pero parecía que ya lo había entendido todo, sin necesidad de explicación alguna- ¿Después de todo aquello? ¿Estas loco?

Zero suspiro y miro a Anima con frustración. “Vete”, no le dijo nada más, ni falta que hizo, pues Anima se marcho incluso antes de que Zero acabara de vocalizar. Amara se quedo quieta, mirando a Zero con preocupación.

- No te preocupes, se le pasara. Bueno Romeo, como te decía, ella es tu nueva pareja de trabajo. Es la mejor lancera de este lado del mundo, espero que estés a su altura y no vuelva a pasar lo de la otra vez, iros a conoceros mejor. Largo.

Aun que dijo “se le pasara” no era habitual ver a Anima discutir con Zero y eso se noto en el todo de voz de él. Romeo bajo la vista antes de girar hacia la puerta y se dio cuenta de que en el suelo habían trozos de cascara de huevo lila, le pareció extraño pero enseguida lo achaco a algún experimento de Zero. Amara y Romeo se marcharon, dejando a Zero a solas con sus pensamientos. Al llegar abajo se encontraron con Cild.

- ¿Que ha pasado? - Dijo sin prestar atención a Amara. - Ha bajado Anima muy enfadada, empujando a todo el que estaba en su camino y eso no es propio de ella.

“¿Desde cuando Cild conoce tan bien a Anima?” Pensó Romeo. Antes de poder responder algo Cild ya estaba clavando la mirada en Amara. Amara también la miraba a ella pero parecía como si la traspasara.

- … Ella es Amara, mi nueva pareja. - Se apresuro a decir Romeo.

- Entiendo... - Cild se marcho sin decir nada más.

Romeo se quedo mirando como se iba y cuando se giro hacia Amara esta ya se estaba yendo, a donde no lo sabia pero la dejo marchar. Bufo con resignación y volvió a su habitación. En este gremio habían demasiados secretos y cosas ocultas.

Llego la noche y después de la cena y la consiguiente fiesta repleta de alcohol todos se fueron a dormir.

A primera hora de la mañana alguien golpeo con suavidad de puerta de Cild, al son de “¿Cild?”. Resonó varias veces hasta que ella, molesta por el incesante ruido, se despertó y fue a abrir la puerta. Cuando abrió la puerta se encontró con un Romeo visiblemente nervioso.

- ¿Romeo? ¿Que haces aquí? Son... como las cuatro de la mañana...

- En realidad ya son más de las nueve... ¿Puedo pasar? En cualquier momento Noa se despertara y no quiero que me vea levantado.

- Claro, claro... pasa... - Dijo Cild medio dormida.

Cuando Romeo entro, cerro la puerta después de comprobar que nadie se había despertado.

- A ver... que es eso taaan importante que no puede saber nadie ni puede esperar a una hora más normal – Pregunto Cild mientras se sentaba en una silla.

- Veras... - Comenzó a decir Romeo mientras se sentaba a los pies de la cama desecha de Cild – Amara, mi nueva compañera... según Zero, es la mejor lancera de este lado del mundo... y... y yo... - Suspiro y miro a Cild a los ojos – Yo lo único que he conseguido es casi matarnos a los dos... - Dicho esto volvió a mirar al suelo mientras se pasaba la mano por el pelo, llevándolo hacia atrás de su cabeza.

Cild lo miro preocupada, no sabia en que estaba pensando pero parecía algo serio.

- Lo he meditado mucho y... - Comenzó Romeo.

Cild estaba muy nerviosa, sabia que fuera lo que fuera no iba a ser algo bueno.

- … Quiero unos poderes demoniacos como los tuyos.

- ¡¿Que?! ¿Pero tu te estas escuchando? ¿Quieres ser brujo y tener un demonio? Pero eso va en contra de todos tus principios y-...

- ¿De que me sirven mis principios? - La cortó – Casi mueres por mi culpa, esa imagen no se me ira nunca de la cabeza.

Cild no supo que contestar a eso, en parte tenia razón pero Romeo odiaba ese tipo de magia con todas sus fuerzas.

- ¿Me ayudaras? - Le pregunto Romeo.

- …. No se Romeo... ¿Lo has pensado bien?

- Si, no he pensado en nada más durante estos dos años.

- …. Bueno, si estas tan decidido te ayudaré. Te convertiré en un brujo.
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