Vigila tu sombra, nunca sabes quien puede volver a buscarte. - Zero.

domingo, 10 de octubre de 2010

Cap 0 - Hogar

Hacia mucho frío esa noche, pero claro en Uvra siempre hacia frío al ponerse el sol. Uvra era una ciudad costera, situada al noroeste de Gea, nombre dado al único continente del mundo. Eran altas horas de la madrugada y solo se oía el ruido de las olas chocando contra el puerto, gritos y musica procedentes de los burdeles que aun permanecían abiertos y las rápidas pisadas de unas botas seguidas por muchas otras.


Noa corría todo lo rápido que sus piernas le permitían pero el cansancio comenzaba a ser inaguantable. Su paso disminuía y sus jadeos aumentaban, cada vez estaban más y más cerca de Noa. Mientras corría ya con una expresión de desesperación en el rostro una voz sonó por el transmisor de su oreja.

- Casi estas Noa, al siguiente callejón gira. - Aun que no podía verla, ella afirmo con la cabeza.

Un ultimo soplo de energía hizo que agarrara con fuerzas su falda gris y diera un ultimo sprint en dirección al callejón. Sus captores simplemente sonrieron al ver próximo el fin de la persecución pero al doblar la esquina no se encontraron como creían a la joven de mirada triste exhausta arrinconada contra el final del callejón sino que se encontraron frente un guerrero ataviado con su armadura negra y su mandoble en alto esperándoles.

- No tiene que quedar supervivientes Alfa – Susurró la voz esta vez por el transmisor del guerrero.

El guerrero suspiro pesadamente ante las decepcionantes miradas de terror de los que se hallaban frente a él. Los perseguidores estaban tan aterrados ante la figura del imponente guerrero que sus cuerpos no les respondieron ni cuando el guerrero bajo su arma y los atravesó por completo.

Pasados unos segundos la joven salio de su escondite y se acerco al guerrero.

- No te han hecho nada verdad? - Dijo preocupada.

El guerrero la miro y con una leve sonrisa contestó:

- No, tranquila. Sabes que nunca me hacen nada. - Dicho esto el guerrero se agacho frente a los cuerpos sin vida y rebuscó entre sus pertenencias hasta hallar lo que buscaba.

- Lo has encontrado? - Dijo la pequeña con voz esperanzada al ver que el guerrero se erguía de nuevo.

Sin siquiera mirarla, Alfa asintió, paso frente a los cadáveres y comenzó a caminar por la calle principal. Noa se apresuro en seguirle, pero le costo un poco más pasar entre los cadáveres de quien estaba vivo hace apenas unos minutos.

Cruzaron la desierta calle hasta llegar al cruce donde tomaron una de las callejuelas sin asfaltar. Caminaron durante largos minutos hasta llegar a una casa en ruinas alejada del centro de la ciudad, donde las calles son mas amplias pero no están asfaltadas y las tiendas o tabernas se hallan más bien lejos. La casa era enorme, de tres pisos de altura pero a pesar de su estado exterior las luces salían por las ventanas acompañadas de voces y musica, en ocasiones parecía un burdel cualquiera pero todo el mundo sabia que aquella casa, la llamada “Otherland”, no era lo que parecía ser. Otherland albergaba a los denominados “marginados”, los cuales recibían ese nombre al ser expulsados de sus gremios originales. Los gremios normalmente se dividen en clases, magos de diferentes clases, picaros, guerreros, alquimistas y demás, pero Otherland los reunía a todos bajo una misma bandera e ideal, sobrevivir.

Al aproximarse a Otherland y oír las voces y la musica Noa bajo su capucha, se levanto un poco la falda gris dejando ver sus viejas botas marrones y corrió alegremente hacia la casa. Subió los tres escalones en dos saltos y se planto frente la puerta, esperando a Alfa.

- Date prisa, Zero estará impaciente por vernos!

Alfa miro con pesadez a Noa mientras subía los escalones.

- Zero SIEMPRE esta impaciente, incluso cuando duerme.

Noa sonrío y dejo escapar una leve risa mientras Alfa picaba a la puerta. Una voz sonó a sus espaldas de forma siniestra:

- Quien va?

- Somos nosotros... ¿como era...? ah, si. “Abrete sesamo!”

Noa no pudo esconder esta vez su risa ante la mirada risueña de Alfa.

- ¿Te crees muy gracioso Alfa?- Dijo la voz de forma tosca.

- Si sabes quien soy no se para que me preguntas la contraseña... - Dijo Alfa intentando excusarse por la broma.

- Son las normas, y lo sabes.

- Era “el mensaje a sido entregado” -Dijo Noa sonriendo a la puerta, ya que no sabia de donde procedía la voz.

La puerta se abrió después de oírse un suspiro.

La luz que escapaba por las ventanas no podía ni compararse con la luz que había dentro de la casa, las lamparas de fuego creadas por los magos elementales eran enormes y si solo una podría alumbrar toda la sala las siete que habían colocadas podrían alumbrar toda la calle. Cuando entraron a la casa la puerta se cerro sola a sus espaldas.

- Odio que hagan eso... - Murmuro Alfa.

Por dentro Otherland era totalmente diferente a su exterior, el salón era enorme, de madera bien cuidada con muebles también bien cuidados. Las paredes estaban adornadas con cuadros, la mayoría de miembros del gremio que hacia tiempo que estaban muertos menos la pared del fondo, en ella habían colgados los carteles de se buscan de criminales e incluso a veces de los miembros del gremio. Pasaron atravesando la sala y esquivando a la gente, prácticamente nadie se percato de su llegada. Llegaron a las escaleras que llevaban al primer piso, eran de madera noble oscura. Al llegar al primer piso algunos estaban dormidos por el suelo, uno de los inconvenientes de beber el alcohol que fabricaban los alquimistas era que en exceso perdías la memoria temporalmente y la pereza les animaba a que dejaran de buscar sus habitaciones tontamente. Esquivando a sus compañeros borrachos como podían llegaron a la escalera que llevaba al segundo piso, donde se hallaban seguramente las habitaciones de los desmemoriados del primer piso. Al subir la joven dejo su capa verde oscuro en uno de los percheros que habían junto a las escaleras, continuaron caminando hasta llegar a las escaleras del tercer piso.

- Zero estará contento con nosotros- Dijo Noa felizmente.
- Lo dudo mucho... Ese tipo nunca esta contento con nada... - Contesto Alfa a regañadientes.

El tercer piso no era como los dos anteriores, frente a las escaleras solo había un pasillo estrecho que dirigía a una única puerta. El pasillo era oscuro y sin decoración alguna, al fondo podía verse como la luz se escapaba por debajo de la puerta.

Alfa se adelanto a Noa con paso decidido hacia la puerta, ella se limito a seguirle en silencio. Mientras caminaban hacia la puerta Noa solo podía ver la espalda del gran guerrero que ocupaba todo el pasillo. Su larga melena castaña le llegaba hasta la mitad de la espalda y se movía acompasada con el movimiento del cuerpo. Una vez frente a la puerta el guerrero golpeo con delicadeza tres veces, como siempre hacia.

- Adelante – Dijo una voz procedente del interior.

Alfa y Noa entraron en la habitación. Era enorme, casi tan grande como el salón de la planta baja pero llena de ordenadores, pantallas y cables por todas partes, y en medio de todo aquel caos informático había una persona sentada en un gran sillón de cuero viejo.

- Habéis llegado unos minutos antes de lo calculado, vuestros pasos han sido más veloces que de costumbre. ¿Algún motivo?

Dicho esto se recostó de nuevo en el sillón mirando con indiferencia pero de forma fija a los recién llegados a través de sus gafas con sus ojos finos y afilados de color castaño.

- ¿Y bien? - Dijo en un tono más alto esperando una respuesta convincente.

Noa y Alfa intercambiaron miradas, unos segundos pasaron hasta que Alfa entreabrió los labios y dijo:

- Pues no lo se, hemos venido a la velocidad de siempre, nos habremos vueltos más rápidos... - Dijo intentando satisfacer la curiosidad de su interlocutor.

Zero arqueo una ceja, miro a ambos durante unos cuantos segundos, segundos que fueron eternos, sonrío y asintió.

- Habrá sido eso, lo añadiré a vuestras estadísticas. - Se giró y comenzó a teclear.

Alfa y Noa intercambiaron miradas unos instantes.

- Esto... Zero... - Musitó Noa tímidamente.

- Si? - Preguntó Zero sin dejar de teclear.

- Hemos traído lo que pediste – Dijo Alfa perdiendo un poco la paciencia.

Zero dejo de teclear en seco, se giro hacia ellos de nuevo alargando la mano. Alfa mantuvo la mirada fija en Zero esperando que dijera algo, pero al no obtener respuesta simplemente saco de su bolsa la caja que le habían quitado a los tipos de antes. Alargo la mano y se la entrego.

- Perfecto, ya podéis marcharos. - Dijo Zero al tener la caja en sus manos, se dio la vuelta y siguió a lo suyo.- Cerrad la puerta al salir, ya sabéis que odio las puertas abiertas.

Noa asintió y corrió al lado de Alfa que ya había salido de la habitación, cerró la puerta con delicadeza y volvieron a la planta baja, con sus compañeros.

1 comentario:

  1. OMG Zero es un pro, cada vez me mola más el pj
    En fin, como siempre liándola voy y los leo desordenados XDD
    Pues nada, que me voy volando al siguiente, qué mala es la curiosidad

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