Vigila tu sombra, nunca sabes quien puede volver a buscarte. - Zero.

martes, 28 de diciembre de 2010

Cap 11 – Gemelas

Perdonad el retraso, he tenido varios problemas personales pero aquí tenéis el capitulo once un poco mas largo de lo normal, para que no os quejéis.

Disfrutad y gracias por leer^^

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Hace cuatro años, en un pequeño pueblo de las montañas, en la torre del gremio Mont-chu.

Unos pasos por el pasillo retumbaron de buena mañana, se detuvieron al llegar a la habitación de las gemelas Ukmash. La joven abrió la puerta y como de costumbre solo podía ver la cabellera del color del atardecer de su hermana entre las sabanas de su cama. Nia y Noa eran gemelas, eran totalmente idénticas excepto en dos detalles, por una parte su personalidad tan opuesta y por otra, y por el cual los demás podían reconocerlas, la largura de su cabello. Ambas tenían el mismo color anaranjado de su madre pero Nia lucia una cabellera larga hasta prácticamente las rodillas, puesto que no se preocupaba demasiado de cortarlo, y Noa tenia el cabello hasta la mitad de la espalda nada mas.

- ¡Nia! ¡Despierta! El maestro quiere verte ahora.

- Hummm – Gruño Nia tapándose con la manta hasta arriba.

Nia frunció el ceño y tiro de la sabana con fuerza al grito:

- ¡Que te levantes he dicho!

Tan fuerte tiro, que Nia cayo de bruces al suelo.

- ¡Pero seras bestia! - Grito Nia mientras se levantaba.

- Deja de quejarte y vístete, que el maestro quiere verte.

Dicho esto se marcho, dejando a una Nia medio dormida. Durante unos breves momentos estuvo asimilando la frase de su hermana. Cuando la descifro por completo se vistió corriendo y salio como alma que lleva el diablo hasta la sala del maestro.

Una vez delante de la puerta se adecento un poco el pelo y las ropas, dio unos golpecitos a la puerta y la abrió.

- ¿Me ha hecho llamar, maestro? - Dijo tímidamente.

- Ah, Nia, pasa pasa, te estábamos esperando.

Nia entro y vio como todos los grandes magos del circulo del consejo estaban reunidos. Se sintió un poco confusa pues este tipo de reuniones eran secretas y nadie que no fuera del circulo del consejo podía entrar o tan siquiera saber que había una reunión en curso. El circulo del consejo lo formaban los maestros de los gremios mas poderosos de este lado del continente.

- ¿A que esperas? Ven, acercate – Dijo el maestro con aquel tono tan amable que le caracterizaba.

Nia se relajo por un momento, la voz del maestro siempre la calmaba pero cuando vio el semblante serio de todos los demás magos allí reunidos supo que algo no iba bien. Se coloco frente al maestro he hizo una reverencia, mientras los demás magos la rodearon.

Todos se quedaron en silencio, mirándola, hasta que Nia no pudo mas y hablo:

- ¿Ocurre algo? - Dijo ya preocupada.

Al final el maestro suspiro pesadamente y se decidió a hablar.

- Nos han llegado rumores Nia... Rumores sobre tu hermana Noa...

Nia dio un respingo, ¿que clase de rumores podían circular sobre su hermana si todo el mundo la adoraba? Es mas, ¿como de serios debían ser los rumores para que la convoque el circulo del consejo? Nia miro con incredulidad a su maestro, esperando respuestas a estas preguntas que no era necesario formular.

- … Como bien sabes esta prohibido entablar amistad con alguien que no sea mago...

- Si, lo se – Le interrumpió Nia.

- Pues bien, ha llegado a nuestros oídos que Noa no solo a entablado una amistad con un no-mago sino que han llegado mucho mas lejos.

Nia no podía creer lo que oía, su hermana, su propia hermana, la que siempre le decía a ella por activa y por pasiva que debía cumplir las normas del gremio, había violado una de las normas mas importantes. Los magos solo podían casarse entre ellos para evitar que su sangre poseedora de magia se perdiera entre “mestizos” así que normalmente los maestros de los gremios de magos se ocupaban de prometer a sus miembros entre ellos, y Noa ya estaba prometida ademas.

- Así pues... – Continuo el maestro sacando a Nia de sus pensamientos -... Como familiar tuyo directo que es debes encargarte personalmente de castigarle con la pena mayor.

Se noto en el tono de las palabras del maestro que le dolió tener que decirlo pero era una orden directa del circulo del consejo. Nia no se fijo en ese detalle, solo podía notar como las manos le temblaban y el cuerpo le pesaba cada vez mas, no podía creer lo que le pedían... Le pedían que matara a su hermana con sus propias manos.

Hizo una reverencia y salio de la sala, en silencio. Cuando cerro la puerta tras de si no pudo seguir conteniendo las lagrimas y rompió en llanto.


Llegada la noche, Nia salio a pasear con Noa por los alrededores del pueblo, llegando a un barranco desde el que se podía ver todo el pueblo.

- ¿Que pasa Nia? - Dijo Noa – Llevas muy callada desde esta mañana, ¿que te han regañado? - Pregunto sonriendo.

Nia no le respondió, estaba demasiado ensimismada como para darse cuenta de que le hablaban. Noa la miro con tristeza.

- Entonces te lo han dicho, ¿no?

Nia la miro con incredulidad.

- ¿Entonces es cierto?

Noa asintió.

- Si, tenia intención de presentártelo esta noche pero se marcho esta mañana por miedo a las represalias.

- ¿¡En que estabas pensando!? ¿¡Sabes cual es el castigo por esto!?

- Lo se muy bien, pero no esperaba que te fueran a castigar a ti también – Dijo con una sonrisa muy triste – Lo siento tanto...

- ¿¡Que lo sientes!? ¿¡Estas de broma!? ¡No pienso hacerlo!

Noa se quedo perpleja ante estas palabras.

- … ¿Como que no? ¡Debes hacerlo! O nos mataran a las dos.

- ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! - Repitió Nia varias veces como una niña pequeña - ¡Me niego a hacerle algo así a mi propia sangre!

Noa no pudo contener las lagrimas, estaba dispuesta a morir por su pecado pero no quería que su hermana pagara por sus errores también.

- ¿¡Me has oído!? ¡No pienso hacerlo!

Mientras decía esto Noa le ataco. Nia esquivo la onda de energía por poco.

- Pero... ¿que haces?...

- Si no me quieres matar por orden del maestro te obligare a que tengas que hacerlo. - Dijo mientras cargaba otra onda de energía.

Nia no podía creer lo que estaba viendo, todo era demasiado confuso, hasta aquella tranquila mañana todo había sido como siempre. Noa la había ido a despertar cuando le hizo el desayuno, ella no le hizo caso y cuando se levanto el desayuno ya estaba frió... como cada día. No podía creer que todo estaba cambiando de repente.

Paso una hora en la que Noa ataco sin cesar a Nia y ella solo se limito a esquivarlos, no le ataco ni una sola vez. Noa ya estaba al limite, estaba cansada y apenas tenia fuerzas para otro hechizo.

- Por favor... detente... - Suplico Nia mientras lloraba.

- …. Nun...ca.... - Dijo Noa mientras intentaba recuperar el aliento.

Volvió a atacarla y otra vez Nia lo esquivo. Noa ya no podía mantenerse en pie, le temblaban las piernas.

- Hermana... por favor... - Dijo Nia mientras se acercaba a ella.

Noa alzo su bastón hacia ella, deteniendo su avance.

- Si te acercas te volveré a atacar.

Noa al ver que esto no iba a tener final si Nia no ponía de su parte, y sabiendo que nunca lo haría, de repente tiro su bastón contra Nia, tirándola al suelo, y corrió tanto como pudo hacia el barranco.

- ¡Te quiero mucho Nia! - Grito antes de lanzarse por el barranco.

Nia no pudo gesticular palabra mientras veía como su hermana se suicidaba ante sus ojos.

Tras varios minutos en shock Nia bajo lentamente la montaña hasta llegar hasta el cuerpo de su hermana. Había mucha sangre a su alrededor, no podía soportar mirarla. Habían ganado, las normas de un gremio de soberbios habían ganado, le habían arrebatado a la única persona que quería, a su única familia. ¿Y para que? Para mantener “limpia” la estúpida sangre mágica. No, esto no iba a quedar así, Noa no iba a morir de esta forma, no lo iba a permitir.

Nia cogió un pequeño cuchillo que llevaba consigo, corto su propio cabello hasta dejarlo tan corto como Noa. Enterró a su hermana en lo alto del barranco, el lugar favorito de las dos. Y hecho todo esto marcho hacia Mont-chu. Ya no era Nia.

Como nadie sabia nada de la misión entro tranquilamente en la torre, mientras todos la llamaban “Noa”. Llego hasta la puerta del maestro y la hizo volar por los aires con una gran bola de fuego.

- ¡Sal de tu escondite, maldito viejo! ¡Si tantas ganas tienes de matarme intentalo tu mismo! - Grito Nia fuera de si.

- N-Noa... - Dijo el maestro sin salir de su asombro – Pero... tu poder mágico... ¡Yo note como desaparecía!

- Notaste mal, viejo – Y dicho esto una ráfaga de rayos fueron a parar al estomago del maestro que no pudo cubrirse al encontrarse atónito ante la figura viva de Noa.

El maestro murió al instante, Nia rió ante el cadáver del que le había quitado a su hermana. Salio de la torre matando a todos aquellos que se interponían en su camino. En total murieron veinticinco magos, casi un cuarto del total de miembros del gremio.

Nia volvió a la tumba de su hermana.

- ¿Has visto eso Noa? He matado a los que te querían hacer daño... pero no te preocupes, que no volverá a pasar, no, yo... yo viviré tu vida por ti, … Noa seguirá existiendo... Nia, Nia sera la que muera... tu no... yo, yo moriré... no tienes que preocuparte de nada, ¿vale?

Se quedo en silencio como si escuchara a alguien hablar.

- Si claro, buscare otro gremio mejor que este, donde te dejen enamorarte de quien tu elijas, si, si... estaremos bien.... - Comenzó a llorar mientras hablaba - …. muy bien... te lo prometo... Nunca volverás a sentirte sola por que... yo estaré ahí contigo.... por siempre...
as

1 comentario:

  1. Que triste T_T... me ha encantado la historia y le he cogido muchisimo cariño al personaje. Me ha parecido fantastica.

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