Vigila tu sombra, nunca sabes quien puede volver a buscarte. - Zero.

sábado, 8 de enero de 2011

Cap 12 - Recado

Aquella noche sin luna nadie del pequeño pueblo costero de Mhuan se atrevió a salir, ni siquiera los borrachos de las tabernas salían a tomar un poco de aire, puesto que todos sabían que el “lince” andaba suelto.

Jin caminaba decidida por las oscuras calles sin necesidad de un atisbo de luz, ya que sus ojos estaban hechizados con un conjuro de visión nocturna. Ese pequeño don, que nadie sabe de donde salio, era, junto con su puntería, lo que mas temían sus enemigos. Le había costado tres días a caballo llegar hasta este pueblo escondido entre los acantilados del sureste de Gea. Pero no tenia importancia, sabia que allí encontraría lo que necesitaba.


Llevaba varios días sin comer así que entro en una de las tabernas que aun permanecían abiertas, aun que intentaban ocultarlo, al abrir las puertas todos enmudecieron de terror, Jin normalmente parecía una persona afable y tranquila pero cuando estaba trabajando su rostro amable dejaba paso a uno serio y taimado.

Se acerco a la barra, la cual estaba llena cuando entro y vacía cuando se acerco, y dijo:

- Pongame algo de beber y de comer.

No especifico nada mas pero en seguida un plato caliente de estofado de ternera y una gran jarra de cerveza estaban frente a ella. Comió y bebió hasta estar saciada, para entonces la taberna ya estaba vacía, solo el tabernero que le sirvió seguía en el local.

- Ahora que por fin estamos solos... - Comenzó a decir Jin - … Digame donde puedo encontrarle – Continuo mientras dejaba sobre la mesa un cuerno de color azul.

El tabernero quedo atónito al ver el cuerno, puesto que solo podía significar una cosa, que esta chica iba tras el minotauro de Ébano.

- … Esta a unas dos horas a caballo... hacia el oeste... pero... no deberías ir, es peligroso... hasta para ti.

- ¿Sabes quien soy?

- Cl-claro, el local a quedado vacío cuando has entrado....

- Pues si lo sabes... ¿por que me entretienes con tonterías? - Y dicho esto dejo una pequeña bolsa llena de monedas y se marcho.

Jin siguió el camino que el tabernero le había indicado. Cabalgo toda la noche hasta que el sol despuntaba en el horizonte reflejándose en el azul de sus ojos. Avanzada la mañana llego a su destino, la abandonada hace más de cien años y nombrada “ciudad de Ébano”, su nombre proviene del hecho de que todas las casas estaban hechas de ébano, material con el que también comerciaban. Ébano estaba custodiada por un único guardián, un minotauro de más de dos metros de alto.

Desmontó y dejó atado el caballo a las puertas de la ciudad, el animal estaba inquieto y eso asusto un poco a Jin pero no dio marcha atrás. Preparó su arco y entró en la ciudad con pies de plomo, agudizando la vista al máximo, nunca antes le había tenido que sacar partido a sus ojos, ya que la ciudad estaba cubierta por arboles y los rayos del sol no conseguían penetrar en la espesa armadura vegetal.

Llego a una pequeña plaza en la cual había algo de claridad, llevaba ya casi una hora en la ciudad y ni rastro del minotauro, no podía estar muerto pues era una criatura que podía alcanzar los mil años de edad y no envejecer. Quería llamarlo y hacerle salir de su escondite pero Jin estaba casi segura que si el minotauro estaba en la ciudad ya debía saber que ella estaba allí. Continuo avanzando hasta entrar en un pequeño callejón, cuando dio unos pocos pasos las paredes se movieron bruscamente impidiendo la retirada. De repente Jin oyó una fuerte respiración frente a ella, el callejón estaba tan oscuro que sus ojos no pudieron ver que el minotauro se alzaba frente a ella, amenazante, pero su piel notó la leve brisa que levanto al alzar su maza y pudo esquivar, a duras penas, un golpe que podría haber sido mortal. Jin choco contra la pared del callejón pero pudo esquivar el golpe, nuevamente la brisa que sintió en la piel la libró de otro golpe al agacharse rápidamente. No pudo verlo pero oyó como la pared se derrumbaba y la aprovecho para escapar. Corrió por una casa polvorienta sin apenas visión seguida muy de cerca por una bestia que hacia temblar el suelo que pisaba.

Aun que si el minotauro la alcanzaba la haría pedazos Jin no tenia miedo, pues todo estaba saliendo como esperaba. Atrajo al minotauro hasta la pequeña plaza, e interponiendo la fuente seca entre ella y él, freno, mirando a la bestia a los ojos. Realmente era terrorífico, Era una enorme bestia cubierta de pelo tan negro como el ébano que cubría la ciudad, ojos inyectados en sangre de mirada severa, cabeza de toro con cuernos azules, uno de ellos roto, y grandes manos de semejanza humana.

- Estabas muy bien escondido esta vez... Casi casi consigues atraparme – Dijo Jin con tono burlón.

Realmente no era la primera vez que se veían, hacia unos años Jin entro en Ébano por soberbia y un poco de estupidez, en busca de emociones y casi no logra contarlo, pero pudo llevarse un pequeño trofeo en su huida fortuita.

El minotauro no se tomo demasiado bien ese tono y menos cuando Jin le mostró que ahora usaba su cuerno de colgante.

- No vengo a por ti esta vez, así que no te metas – Dijo ya más seria.

El minotauro se planto firme en señal de desafío, no tenia intención de dejarla salir con vida de nuevo. Jin bufo resignada, esperaba un poco de colaboración de una criatura suficientemente inteligente para temer a la muerte. Tensó su arco y apunto directamente a su corazón.

- No me obligues, bestia.

El minotauro se limito a mirarla fijamente a los ojos, no temía sus flechas. Jin tenso aun mas el arco con intención de disparar pero antes de poder fijar el objetivo el minotauro salto sobre ella. Jin solo tuvo tiempo de rodar hacia un lado para evitar el ataque, y a su vez esquivo otro más mientras seguía rodando. Cuando estuvo suficientemente lejos de la bestia se arrodillo y le disparo directamente a la cara pero el minotauro paro la fecha con su brazo. La bestia arranco la flecha y rugió fuertemente a Jin mostrando sus colmillos, se puso en pie y corrió hacia Jin para envestirla pero Jin volvió a rodar sobre si misma. El minotauro, sin control, acabo empotrado contra una de las paredes de madera con su único cuerno, entonces Jin aprovecho ese momento para correr tras la fuente. Cuando llego tras ella el minotauro se libero, giro sobre sus talones y volvió a correr contra Jin para envestirla, sin importarle que la fuente seca se interponía entre ellos. Cuando estuvo lo suficientemente cerca Jin de una zancada subió a lo alto de la fuente y apuntando con su arco disparo una flecha certera a uno de los ojos del minotauro. Esto no freno su embestida, cosa con la que Jin contaba, y entonces Jin cayo con todo su peso sobre la flecha, pisándola con el pie y hundiéndola completamente en la cabeza de la bestia.

Ambos cayeron al suelo, Jin solo recibió unas pocas contusiones pero la bestia yacía muerta frente a ella.

- Te dije que no venia a por ti...

Se acerco al cadáver del minotauro, y con un pequeño cuchillo de sierra rebano el otro cuerno y lo guardo en su zurrón.

Jin continuo su búsqueda, ahora mas tranquila, por la ciudad hasta que encontró el campanario. Entro y subió hasta donde dormían las campanas, y allí encontró lo que buscaba. Un huevo de halcón purpura, no sabia para que quería Zero algo así, ni le importaba demasiado, pero debía admitir que las formas de color purpura que se formaban caprichosamente en el cascaron eran muy hermosas. Cogió el huevo tranquilamente, puesto que los halcones purpura abandonaban los huevos hasta que estos se abrían, lo guardo cuidadosamente en una bolsa de cuero acolchada y se marcho de aquella oscura ciudad. Volvió a subir a su caballo y marcho hacia Uvra, hacia el gremio.
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